Proyecto de Biologia cap 4

Aquello que me dijo antes de entrar a su casa…

-Stan quiero pedirte algo –dijo antes de abrir la puerta de su casa.

-¿Qué pasa? –pregunté curioso, seguía algo nervioso y sonrojado y todavía no entendía por qué me sentía así.

-Quiero que te olvides de Kyle –dijo sin vacilo.

-¿Qué? –no lo entendía.

-Quiero que te olvides de Kyle y seas mi novio –terminó de decir dándose vuelta para ver mi cara sorprendida ante su dicha.

-¡¿Uh?! –fue la primera expresión que di, luego- Oye, ¿de qué hablas?

-Lo que quiero decir es que me gustas, Stan. Me gustas más de lo que te puede gustar Kyle. –dijo con una mirada seria, una muy seria no sabría como explicarlo pero era algo que me anonadaba bastante.

¿Qué podía hacer? Últimamente andaba muy raro, tengo sentimientos inestables y aunque no quiera admitirlo cada vez que estoy con Kenny no puedo evitar sonrojarme, ponerme nervioso y sentirme torpe. Todos sabemos que eso pasa cuando estas enamorado, pero ¿yo enamorado de Kenny? Si no hace mucho le confesé que me gustaba Kyle, ¿Cómo puedo cambiar en tan poco tiempo?

-Entonces te pregunto, ¿quieres ser mi novio? –veía como yo me quedaba perplejo sin decir nada y él lo único que quería hacer era terminar con todo esto, con todas estas jugarretas.

-Yo… -mi voz era temblorosa, inclusive yo temblaba un poco por el nerviosismo. ¿Quién se iba a esperar esto de parte de Kenny?

Todo lo indicaba, mis acciones, mi forma de comportarme ante Kenny. Todo se me hacía tan claro, mis sentimientos que no podían ser mas evidentes. Me gusta Kenny, y mucho. Pero no podía aceptarlo, no puedo, no quiero. Solo me queda engañarme.

-Yo –yo en verdad no tengo mis sentimientos claro, en verdad…- no tengo mis sentimientos claros –pensé sin darme cuenta en voz alta.

En el momento en que dije eso me avergoncé demasiado, tanto que me puse rojo como un tomate. Tapé mi boca al instante en que me di cuenta como reacción a lo dicho, como si fuera a detener lo que ya en ese momento estaba hecho, pero es obvio que nada de eso pasaría.

-Entiendo –se dio vuelta y golpeó tres veces la puerta. Presentí que sonreía, y me la imaginé, esa linda sonrisa que es tan característica de él- entonces ordena tus sentimientos –como vio que nadie le abría la puerta decidió abrirla él, no estaba con seguro así que era fácil entrar- pero para mañana quiero tu respuesta, mi querido Stan.

Desde ese momento no dejé de pensar en lo que dijo y especialmente en él. Sus palabras, sus susurros que salían  de aquella deseosa boca. Con tal de solo verla me daban esos jodidos impulsos de querer besarlo. Eso definitivamente no es normal. El que deseara tanto el estar con Kenny, el querer besarlo y tocarlo ¿aquello era normal? Definitivamente no. Estoy empezando a pensar que aquellos sentimientos de amor que le pertenecían únicamente a Kyle ahora cambiaron drásticamente, y sin darme cuenta me estaba enamorando de Kenny cada vez más. Y aunque fuera todo esto verdad, nunca lo aceptaría, nunca.

Me encontraba hablando con Butters sobre lo que había pasado con Wendy y Bebe. Me comentó que pensaban invitarnos, a mí y a Kenny, a una cita doble. Me sorprendió escuchar eso, pensé que Bebe era novia de Clyde. Pero lo qué mas me sorprendió fue que según Butters Bebe estaba sumamente interesada en, el más pervertido del colegio, Kenny; eso me irrito un poco.

-¿Pero no que Clyde esta con Bebe? –pregunté confundido.

-Sí pero eso me mandaron a decir. Según yo creo que Bebe piensa romper con Clyde –dijo con su característica voz infantil.

-Ya veo. Entonces, le pondra los cuernos en otras palabras –pensé nuevamente en voz alta pero no me importo que Butters me escuchara.

Luego de esa platica, nos dirigimos junto a Butters a la bibliotecadonde se encontraban Kyle y Kenny.

-¡Oh, Stan! –reaccionó Kyle al verme pasar por el marco de la puerta de entrada al dicho salon. Sostenía unos libros de biología que por suposición saque conclusión de que eran sobre la evolución de la oruga.

-Te estabamos esperando –su voz me sonó algo sensual. Era más ronca y masculina de lo normal, eso me sonrojó un poco.

Con Butters nos dirigimos hasta donde se encontraban ellos. Noté que Kenny también llevaba unos libros de evolución de la rana, justo el que necesitabamos para detallar. Comenzamos a hablar cuando Butters se acordó de un mandato que le había pedido Wendy.

-Kenny, ¿podrías ayudarme a llevar unos libros? –pidió suplicante.

-¿Qué libros buscas, Butters? –preguntó Kyle algo interesado en el tema y con la disposición de ayudarlo.

-De astronomía, no sé para que los necesitará pero me los pidió como un favorcito –contestó a su pregunta- por favor Kenny –continuó insistiendo.

-Entonces, yo puedo ayudarte –ofreció Kyle sumamente interesado en los libros que pedía el pequeño Butters.

-Oh, muchas gracias Kyle –le sonrió, pero al parecer no estuvo muy satisfecho con su respuesta, mas pareciera que esperaba aquella respuesta por parte de Kenny. Finalmente se fueron mientras con Kenny sólo los veíamos desaparecer tras el marco de la puerta de salida de la biblioteca.
Entonces fue cuando comencé a sentir la mano de Kenny rozar la mía tomándola lentamente y finalmente entrelazándolas. No tardé en colorear mis mejillas con un tono rojizo, en otras palabras, aquella acción me ruborizó. Ví como su sonrisa se asomaba por sus labios, giró hacia mí y con sus hermosos ojos penetró los míos. Me sentía tan marica. El solo pensar que cuando Kenny me toca no puedo hablar sin decir incoherencias, me hace sentir nervioso, mis acciones se forman torpes y mi cabeza no deja de dar vueltas. Tonto Kenny, todo es por tu culpa. Si no me hubieras dado ese beso yo…

-Recuerda que me debes hoy –sonrió satisfactoriamente.

Con tan solo recordarlo…

-N-No es momento p-para eso –tartamudeé nervioso mientras miraba el suelo.

-Fue una promesa –intentó persuadirme.

-Claro que no lo fue –negué al instante, no quería, no podía… en estos momentos no me siento preparado. ¿uh? ¡Perdón, quiero decir, que no quiero hacerlo porque tengo novia!

Sonó la campana indicando la entrada a clases. Me disponía a seguir a la montonera de estudiantes de nuestra clase, pero Kenny al quedarse allí parado jaló de mí para que me quedara junto a él.

-Kenny, vamos a clases –dije tratando de soltarme de él.

No respondía, sólo apretaba mi mano con suavidad pero lo suficientemente fuerte como para mantenerme aferrado a su mano. Sus ojos observaban la montonera de chicos desparecer por el mismo marco por donde se habían ido Butter junto a Kyle.

-¡Kenny! –insistí al ver que ya no quedaba casi no quedaba gente en el silencioso lugar, y algo preocupado por el retraso que teníamos para volver a clases. No quería que me retaran por llegar tarde, y menos por culpa del irresponsable de Kenny.

El aula quedó vacía. Kenny cerró la puerta con cerrojo, corrió las cortinas y apagó las luces para que nadie sospechara de nuestra estancia en el lugar. Quedé algo atónito ante sus extrañas acciones. Entonces observé como se acercaba a mí, me tomaba de la cadera y me subía por encima de una de las mesas más cercanas. Comencé a sentirme más nervioso de lo que ya estaba anteriormente, me ruborizaba solo y mi corazón desbocaba por sus fuertes latidos. Lentamente sentí sus manos acariciar cada parte de mi cuerpo empezando por el cuello, boca y bajado hasta mi no muy marcado abdomen. Mi rubor se hacía cada vez más notable. Kenny se subió también sobre la mesa en la cual ya estaba para sentirse más cómodo colocándose sobre mi esbelto cuerpo. Acercó su fina cara a mi oído y en un sesual susurro dijo.

-Voy a marcarte.
Su voz era excitante, tan masculina y sexy. ¿Cómo podía pensar este tipo de cosas?
No podía pararlo. Lo único que en ese momento estaba haciendo era gemir a causa de sus irresistibles caricias y dejarme llevar por sus acciones. Antes de separar  su boca de mi oído lamió el lóbulo de mi oreja, para finalmente morderla. Mordí mis labios para no ceder e un gemido. Para acariciar más cómodamente mi abdomen empezó a desabrochar mi chaqueta café.

-¿Q-Qué haces? –pregunté por su tardanza- ¿A-Acaso no m-me vas a marcar? –apenas aguantándome todo tipo de gemido que peleaba por salir de mi boca como consecuencia de sus caricias.

-Estas ansioso –sonrió con una sonrisa que lo hacía ver bastante atractivo- no tardaré mi Stan –marcó el "mi"  con un tono posesivo.

Terminó por desabrocharme mi chaqueta, siguió con sus excitantes caricias. Besó mi boca unas tres o cuatro veces para que la última fuera sorpresiva, y metiera su húmeda y deliciosa lengua para que jugara con la mía hasta cansarse. Dejó las caricias para con sus manos sostener mis muñecas que lo molestaban hace un buen rato ya que lo único que hacían era tratar de empujarlo pero sin mayores resultados. Nuestras bocas se separaron para que la de Kenny terminara por para en mi cuello. Antes de de succionarlo y lamerlo, lo beso muchas veces como si con aquellos besos lograra localizar el lugar perfecto para marcarme. En cuanto lo encontró comenzó a lamerlo como si quisiera lubricarlo y finalmente hacer lo que hizo.

Tocaron nuevamente la campana para advertir la entrada de segunda hora de clases y el cambio de salón al laboratorio. Tapé con mi mano esa zona de mi cuello que fu marcada por Kenny. Estaba avergonzado, notándose con un rubor sobre mis mejilas. ¿Cómo no estarlo si te han marcado y mas si esta marca se nota mucho? Me había visto previamente en el baño de chicos y; sí, se notaba mucho.

-¿Te pasa algo, Stan? –preguntó Kyle al verme de aquella forma mirando solamente mi libro de biología como si no existiera mas que mi libro.

-¿Ah? –por así decirlo volví a tierra firme.

-Estabas en las nubes –bromeó Kyle con una de sus tiernas risitas.

-Ah, sí –reí un poco junto a él- ¿paso algo? –pregunté por si las moscas.

-Eh… hace un rato Wendy trató de hablarte pero como no estabas conectado no la escuchaste. Pero por lo que le escuché creo que quería que la ayudaras en su proyecto.

-¡Oh, gracias Kyle! Iré enseguida a verla –y como dije me levanté de mi puesto y comencé con mi búsqueda.

En muy corto tiempo logré encontrar a Wendy, pero para mi sorpresa ella no estaba para nada sola. Wendy se encontraba hablando con Clyde de una manera bastante extraña, su cercanía no era de compañeras ni amigos. Noté también como tomaba de su cadera delicadamente y ella se reía silenciosamente con pequeñas risitas Enfoqué mi mirada en la sonrisa de satisfacción y deseo que aparecía lentamente en ambas bocas. Mi mirada pasó rápidamente de la pareja hasta donde no muy lejos Bebe, su cara emitía un enojo muy notable. Emaba radiaciones de odio como el calor que emite el sol. Entonces pensé: "Al parecer Bebe no esta muy enterada en Kenny, por lo que veo". Eso me alivió un poco. Reí un poco, me hacía mucha gracia aquella situación. No me sentí muy enojado, mas bien me sentí contento por Wendy parecía pasárselo bien con Clyde. Entonces fue cuando Wendy notó mi presencia en el lugar al igual que Clyde la de Bebe, y como consecuencia se separaron al instante. Wendy  corrió hacia mí tratando de explicarme lo ocurrido recién en pocas palabras, pero como no le resultaba me causaba bastante gracia y me reí un poco. Su expresión de preocupación me causaba aun más gracias.

-No te preocupes Wendy –dije entre risas con una sonrisa- terminamos –no logré contenerme y reía a carcajadas. No quería ser cruel pero en verdad lo que pasó en vez de afectarme emocionalmente no hacía mas que causarme una gran risa.

-P-Pero S-Stan yo… -tenñia lágrimas en sus adorables ojos- p-puedo explicártelo en serio, pero p-por favor no terminemos –rogó.

-Wendy –me tranquilicé un poco, le regalé una de mis mejores sonrisas- seamos amidos, solo eso –ví como sus lagrimas caían sin cesar pero ella no emitía ningun sonido de tristeza- Wendy, esta bien que te guste Clyde y lo respeto así que no nos sigamos engañando. Nuestro amor de esta manera no llegará a ningún lado –de cualquier manera pensaba terminar con ella, ya que no siento ni la más mínima atracción por ella.

-Stan… -sólo sus lagrimas caían- pensabas terminar conmigo desde el principio ¿cierto?

-… -me sorprendí ante su exacta sospecha- lo siento –repetía con algo de delicadeza e intentando esconder mi poco miedo ante su acertante sospecha.

Después de eso, decidí abrazarla para que se desahogara sus lagrimas terminaron en llanto. Lloró, lloró como nunca lo había hecho antes. Aquello dejo de darme gracias, e inclusive quise llorar.

Nos encontramos con Kenny caminando hacia mi casa tomados de la mano como siempre lo hacíamos, como maricas. No es que yo quisiese pero Kenny por así decirlo me obligaba. Camino a casa le conté lo ocurrido, ya saben, mi rompimiento con Wendy. Ví como una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios.

-Bueno, estas cosas pasan a veces. Pero me sorprende no verte llorando como niñita como lo hacías esas otras veces cuando rompió contigo –dijo en tono burlesco.

-Creo que ya lo superé –contesté como si nada, como si no estuviera escondiendo nada.

-¿No lo habrás hecho por mi? –insinuó el sin vergüenza.

-¡C-Claro que no! –no pude evitar el ponerme rojo, ni tampoco logré disimular, era obvio.

-Ya lo capté –sonrió y a solo unas cuadras de llegar a nuestra avenida tomó mis dos muñecas y me tiró con suavidad a una reja delgada que dividía el callejón en dos.

-¡¿Qué haces?! –mi nerviosismo aumento al sentir nuestra cercanía y más por aquella posición en la que nos encontrábamos, una posición tan comprometedora.

Y por mas que quería evitarlo me era difícil no quitarle la vista a esos carnosos y rosados labios que al estar tan cerca solo me hacían desear morderlos y besarlos hasta cansarme.
Sentía su respiración junto a la mía y su sonrisa no faltaba.

-Quiero volver a probarte –dijo en tono muy seductor en lo que prosiguió a lamerse su labio inferior.

-Jodido pervertido –no deje de mirar sus labios tan sensuales que se veían en aquel minuto.

Sus labios lentamente se acercaron para terminar posándose en los míos, en signo de un beso. Partió con un beso dulce pero luego terminó convirtiéndose en un apasionante beso con dos lenguas que jugaban y exploraban la cavidad bucal del otro. Como si el mundo fuera a acabar nos besabamos con una ansiedad interminable pero no paso mucho hasta que la falta de aliento empezara a hacerse notar. Nos separamos un momento.

-Te amo Stan –dijo una y otra vez en susurros.

Yo no hacía mas que sonrojarme y quejarme por la vergüenza de que los demás nos miraran de aquella manera tan curiosa y a veces despectiva. Idiota, cuanto lo odio.

-K-Kenny, m-mi mamá debe de estar preocupada por nuestra tardanza –logré decir apenas con sus manos acariciando todo mi torso, pero luego pasando a mis zonas mas sensibles- ¡K-Kenny…!

-¿Stan? –preguntó una voz por donde comenzaba ese callejón.

Su voz se me hacía familiar. Sonaba como la voz de…